Sebastián Palomo Linares, el torero reconvertido en pintor
Sebastián Palomo Linares tuvo dos grandes pasiones en su vida: el toreo y la pintura. Dos artes que compatibilizó durante mucho tiempo y, en el caso de la pintura, practicó hasta su fallecimiento. De hecho, este mismo 21 de abril, solo tres días antes de su muerte, inauguraba una nueva exposición en Boadilla del Monte a la que finalmente no pudo asistir. Este y no otro era el motivo que realmente preocupaba al diestro a la hora de ingresar para ser operado del corazón. «La salud al final es lo más importante», se resignaba el matador en su entrada al hospital Gregorio Marañón.
Palomo Linares posa en una de sus exposiciones / GTRES
Palomo Linares deja tras de sí un gran legado, tanto taurino como pictórico. Mientras que a los ruedos les dedicó 31 años de su vida, a la pintura le correspondieron 50 años.
Precisamente este 2017 el jienense celebraba medio siglo dedicado a los lienzos y a los pinceles y pensaba celebrarlo con la exposición de Boadilla que tristemente será el mejor homenaje a título póstumo que se pueda dar al de Linares.
Palomo Linares posa en una de sus exposiciones / GTRES
Precisamente, hace un año el extorero describía así su obra artística: “Me encuentro en un momento maravilloso y esa paz y tranquilidad se manifiestan en mis pinturas. Vuelvo a mi estilo, el abstracto con un punto de surrealismo, y lo hago con muchísima luz, fiel reflejo de mi estado de ánimo. Aunque hay quien insiste en que no hable de ello, yo creo que mis cuadros transmiten energía positiva. De vez en cuando me gusta hacer incursiones y probar nuevas técnicas, pero siempre soy fiel a mi estilo pictórico”.
Pinturas de Palomo Linares / GTRES
Una forma de pintar que, según los expertos, destacaba por el trazo grueso, la intensidad del color y el simbolismo de las obras. Palomo Linares era muy consciente de su pasión, ya que empezó a pintar antes que a lidiar. “Sabía que cuando le dedicara menos tiempo al toro me centraría en la pintura”, confesó en una entrevista el pasado año y es que, el de Jaén consiguió hacerse un nombre en el complicado mundo del arte, que ahora también llora su muerte.
Palomo Linares posa en una de sus exposiciones / GTRES